El alcalde de Pamplona, Joseba Asirón, ha reconocido la participación de la actual ministra de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones y exconcejala del Ayuntamiento de Pamplona antes de pegar la espantada a Madrid, Elma Saiz, en las negociaciones de la moción de censura que los socialistas emplearon como pago de favores a a Bildu, entregándoles la alcaldía de Pamplona.
Según ha reconocido Asirón, en una entrevista concedida a la Agencia Efe, la moción de censura «se gestionó en dos fases». Una primera «que comienza el día mismo en el que perdemos la alcaldía en 2019» y la que tuvo como interlocutora a la socialista Maite Esporrín, «que tuvo su continuación en la presente legislatura desde que vino Elma Saiz«.
Según ha dicho, «se siguió trabajando en la misma dirección hasta que se alcanzó un diagnóstico de parálisis de la ciudad que no nos podíamos permitir y ya ahí es cuando se establecieron las negociaciones, siempre en Pamplona, desde Pamplona y por la gente de Pamplona». Por tanto, Saiz, que aseguró que permanecería los cuatro años en el Ayuntamiento de Pamplona, no sólo solidificó la estrategia de bloqueo de la oposición y se negó en redondo a hablar con Ibarrola de los presupuestos, a pesar de que esta le llegó a ofrecer un papel en blanco; sino que estaba negociando la moción de censura con los proetarras de Bildu.
Como premio a aquella negociación consumada y antes de que se hiciera pública, Saiz obtuvo una cartera ministerial y una silla en la Ejecutiva Federal del PSOE con la que pegó la espantada incumpliendo su promesa de trabajar por y para Pamplona.
A pesar de que Asirón desvincula en la entrevista esa negociación con Saiz de la de Pedro Sánchez y Santos Cerdán con Otegui, evidencia en sus palabras que no se consiguió la alcaldía hasta que estuvo consumada la investidura de Pedro Sánchez, para lo cual transcurrieron seis meses desde las elecciones hasta la presentación de la moción.
Asirón trata de esconder la relación entre una cuestión y otra afirmando que «hubo un punto de linealidad absoluta entre la alcaldía del señor Enrique Maya y la de Cristina Ibarrola. Se veía que se continuaba por el mismo sendero de unilateralidad y autoritarismo. Hubiéramos podido llegar probablemente antes a esa conclusión y habernos ahorrado los 6 meses de parálisis pero afortunadamente se ha reconducido el tema«.
Unas declaraciones que evidencian no sólo que a los socialistas la supuesta parálisis les importaba poco o nada, sino que el acuerdo estaba cerrado mucho tiempo antes y que no se produjo hasta tener perfectamente atada la poltrona de La Moncloa por parte socialista.
A Asirón se le ha preguntado si hubiera habido acuerdo de seguir Elma Saiz en el Ayuntamiento, a lo que ha dicho que qué «ella tendría que contestar a esa pregunta más que yo, pero desde mi punto de vista, creo que eso no tuvo la menor influencia. Creo que no, no hubo un antes y un después a que se marchara».
Sobre el contenido del acuerdo con los socialistas y el recorrido ético que el PSN asegura que le falta por hacer a Bildu, el hoy alcalde ha obviado que su mano derecha, José Abaurrea nunca jamás ha condenado el terrorismo de ETA, antes bien lo ha defendido y amparado públicamente a lo largo de su trayectoria política.
Además, Asirón ha asegurado que «ese recorrido está hecho, creo que realmente se han dado pasos muy significativos en el reconocimiento del dolor de las víctimas, en el reconocimiento de que venimos de una época que probablemente nunca tenía que haber ocurrido».
Y se ha justificado asegurando que «a nivel personal, considero que no tengo ningún recorrido ético que hacer porque toda mi vida, no ya política, sino mi trayectoria personal se ha basado en un principio básico, que es el de la ausencia de violencia, el de rechazo a cualquier tipo de violencia. Lo manifesté públicamente en el año 1998, pero formaba parte de mi trayectoria anterior y no me he movido ni un solo milímetro de esa posición».
La lástima es que el jefe de su partido y la inmensa mayoría de sus dirigentes, incluidos asesinos etarras que han ido en las listas junto a Asirón, no piensan lo mismo.
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